sábado, 7 de mayo de 2011

Dulce Emboscada

Vengo a reposar en El
El es mi amigo fiel
Una poderosa y fresca uncion
llenara mi corazón
Dulce Refugio escrita por Frank Giraldo
Anoche Dios me tendió una emboscada. Cuando eres ministro de música en una iglesia te acostumbras a dar constantemente y recibir esporadicamente. En esos momentos preciosos de renovación espiritual estas allí, casado con tu instrumento, comprometido a llevar a la gente a una experiencia de genuina adoración. Es una gran responsabilidad.

Servir a tus hermanos es lo máximo. Ayudarlos a conectarse con el Creador del Universo a través de una canción es muy gratificante; pero si no tienes cuidado, esta labor extraordinaria se vuelve rutinaria. Llegas al punto de cantar por obligación mas que por deleite. Es como comer cuando no tienes apetito.
No se exactamente que estaba acabando con mi apetito espiritual (o mas bien sí, pero no decido por cual de los afanes comenzar la cuenta) pero estaba programado para hacer música, declarar lo que la Biblia dice, pero nada mas. Algo faltaba: Deleite.

Así que, volviendo al servicio de anoche, mientras nos envolvía una atmósfera de Su Presencia, el Padre decidió que era buena idea herir mi mano para no que no tocara mas la guitarra (y esta semana se averió el piano). Entonces, tome el iPod que tan sabiamente mi esposa me regalo y deje sonar un tema de Klaus Kuehn (un David de estos tiempos, pero pianista) y baje las escaleras del stage hacia el grupo de hermanos por quienes estaban orando.

Has tenido un buen amigo por años y de pronto dejas de verlo y nuevamente lo encuentras? Fue lo que experimente mientras cantaba "vengo a reposar en El... El es mi amigo fiel". Dice un adagio: Hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan. Siempre he sabido que Dios esta a mi lado, que fui escogido para Ser su hijo y dar honra a Su nombre, y que El disfruta las melodías de mi corazón... pero lo olvido!

Decidí no callar mas y disfrutar de Dios, de Su amor y compañía. Agradecí la emboscada divina, porque me permitió, sin presiones ni el peso de la responsabilidad, reencontrar al amigo de mi alma... A mi Padre... Mi Salvador.