domingo, 27 de diciembre de 2015

¿De qué se trata? (Sobre la Guerra y el Señor de las Galaxias)

"Todos siempre piensan que la serie de La guerra de las galaxias es sobre el personaje de Luke Skywalker. Nunca fue así. Desde el principio, siempre dije que era la historia de Darth Vader. En la primera película ni siquiera se sabe si es un monstruo o un hombre... No se le tiene lástima hasta el final"

Leer esas palabras de George Lucas en una entrevista (publicada en español por la revista Vanidades) me desilusionó un poco. Desde niño siempre tuve empatía por Luke Skywalker, el héroe de la primera trilogía. Pero una vez revelada la intención original del artífice de Star Wars, quedé en estado de shock al ver que no cuadraba con lo que había percibido en la infancia.


Y el Evangelio... ¿De qué va?
Cualquier estudiante honesto y aplicado de la Biblia podría sentir lo mismo que sentí por las películas de Lucas, pero respecto al Evangelio; ya que las buenas nuevas no tratan de los que fueron salvados (nosotros), sino del que se sacrificó por los pecadores.

Al enterarse de la resurrección de Jesús sus seguidores proclamaron la noticia: Jesús, el maestro de Galilea, se levantó de entre los muertos ¡Está vivo! Todo lo que dijo es cierto... ¡Él es el Cristo! ¡El Hijo de Dios!

El libro de los Hechos (Cap. 4), vemos a los apóstoles Pedro y Pablo defendiendo ese preciso punto de su enseñanza. Por encima de todo beneficio obtenido por los hombres estaba la dignidad de Aquel que llama a los pecadores a la reconciliación; pues, el hombre debería suponerse un pecador con solo echar un vistazo en su interior y a su entorno.

Tristemente, con el paso del tiempo la predicación del evangelio se tornó en la buena noticia de cómo los seres humanos podemos ser realmente felices en esta tierra mientras aguardamos la eternidad. Pero si hacemos un rápido análisis sintáctico al versículo mas difundido por los evangelistas contemporáneos encontraremos que el protagonista de la salvación es otro.
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16 NVI

¿Quién es el sujeto de la oración? ¡Dios! ¿Cuál es la acción? Que nos amó tanto que quiso demostrarlo enviando a Jesucristo a morir en nuestro lugar, para que vivamos para siempre con Él.

Las buenas nuevas anunciadas por los Mateo, Marcos, Lucas y Juan, coinciden en algo: Todos culminan con la resurrección de Cristo. Es en este punto está el clímax del Plan Divino. Es eso lo que le da sentido.

Obviamente estas son buenas noticias para nosotros; somos los destinatarios del mensaje. Pero debemos entender que si hay alguna gracia disponible es por causa del Padre (el sujeto, quien ejecuta la acción en la oración). Así que anunciar meramente los beneficios de la nueva vida y su gratuidad es inútil si no revelamos que la fuente de todo es un Dios vivo que nos ama enormemente (y por eso hace lo que hace).

El banquete y el dueño de la casa.
Imagina que te invitan a un gran banquete. Todo luce maravilloso y hay comida en abundancia. No obstante, el dueño de la casa fue forzado a quedarse fuera de la casa ¿Tiene esto sentido? Pues esto es lo que hace el evangelismo posmoderno al sacar a Dios de la ecuación.

Sabemos, pues, que no se trataba de Luke sino de su padre; tampoco se trata de nosotros, sino de lo que el Padre Celestial llevó a cabo a través de Jesús.

Si me pidieran resumir el evangelio, lo haría así: "Cristo vive. En Él tenemos vida"

jueves, 24 de diciembre de 2015

¿Qué importa la novedad si la historia es buenísima?

En Diciembre de 2009 la embarcación Logos Hope llegó al puerto de Curaçao. Uno de sus atractivos es la inmensa librería donde encontrabas libros de texto, enciclopedias, best-sellers, música, y mucho más. Fue allí donde compré la afamada colección de libros infantiles "The Chronicles of Narnia". Ya poseo la colección en castellano, la cual fui adquiriendo uno a uno en la época de mayor furor de mi afición narniana, pero pensé que mis hijos bilingües deberían leer obra maestra en su lengua original. Así fue como como Luka, mi hijo que vendría 4 años después, obtuvo su primer regalo.
Hace poco miré con horror como la primera de las novelas: "The Magician's Nephew" (El sobrino del mago) la de color verde, está mostrando signos de envejecimiento. Deben de conocer esas manchas amarillentas que salen al papel con el paso del tiempo. Usualmente vienen con un olor característico, el cual me produce alergia. Afortunadamente, aún puedo sostenerlo en mi mano sin estornudar, pero pienso que tarde o temprano se convertirán en verdaderas reliquias... ¿Se sentirá mi hijo motivado a leer libros viejos?

Volviendo un poco más en el tiempo, en la oficina de papá una colección inconclusa de libros me intrigaba a un curioso y más pequeño Zabdiel. Se trataba de una edición anterior de Narnia que perteneció a mi hermano mayor. No sé si eran las portadas, lo antiguo o la alergia que me producían, pero algo me atrajo a esos libros.

Pienso en ello y tengo calma, pues es bastante probable que Curious Luka se interese por los escritos infantiles de C.S. Lewis, en su lengua original, y mi compra no habrá sido en vano.

Ahora bien, tengo otra historia aún más añeja que compartirle a mis descendientes, y a todo aquel que tenga oídos para oír y voluntad para leer. Es un mensaje anticuado para muchos, y que repele a otros tantos, aún así es vital y aún más interesante que las novelas de Lewis: ¡Es el evangelio de Jesucristo!

¿Qué importa la novedad si la historia es buenísima?

jueves, 10 de diciembre de 2015

Eustace 'undragoned'

Several days passed the despicable Eustace Scrubb as a dragon because of the bracelet he had coveted. The boy was more than sorry, he was sore, because of the jewel embedded in the left leg.

The night when the pain seemed too much to bare, He saw a lion who called him. The boy didn’t know who Aslan was but followed Him up the hill to the water fountain.

To dive in and ease his pain Eustace had to undressed: get rid of his dragon skin (That was the lion’s order) After many unsuccesful tries, the boy let Aslan use his big and powerful claws, which cause him a greater pain, but It didn’t last long. His dragoned like look had disappeared. He was now a boy again, swimming in clean waters.

C.S. Lewis’ story about Eustace's adventure is valid today more than ever. We can all identify with the Scrubb boy, with his pride and avarice, and even with the pain that an incrusted object causes in our hard , scaly skin.
We are sinners, our looks are far from what they shoud be. However, it’s only when the Savior offers His help that we understand that there’s a way out, a painful way.

Even though Eustace tried, with his paws and teeth, to get rid of his skin, it came back (regenerated). The same happens with our selfhelp methods (from religions to “Who moved my cheese?”), they never get to the source of our problem: sin.
Only the cross of Christ and a personal relationship with this God-man can, like Aslan's claws, break through sin’s darkest and thickest skin.


The godliness life that God wants for us (obedience to His word, complete worship, loving our neighbor) are hard, why not say, even painful (there are many things we give up when we are in Christ). but that pain doesn't last long. What’s next is enjoying the clean waters and the nail-pierced hands of our Savior dressing us with new cloths, just like he did with eustace, the undragoned boy in Narnia.

Paul the apostle, another with scaly skin, said:
What a miserable man I am! Who will save me from this body that brings me death?25 I thank God for saving me through Jesus Christ our Lord! Romans 7:24-25a (NCV)

For Spanish click here.