La mayoría de los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesucristo un día como hoy. Considero que soy poco tradicionalista y muy curioso; por esto he estado revisando algunas teorias sobre el
cálculo de la fecha de Navidad, pero que no discutiré en esta ocasión.
A parte de la Nochebuena, la tradición franciscana del Pesebre, o los "Reyes Magos", son muchos los mitos que rodean al Hijo de Dios (de niño y de adulto). No obstante, estas tradiciones bien intencionadas pero poco probables no restan veracidad a los relatos del Jesús histórico y sobrenatural que nos dan a conocer los Evangelios.
El mito muy cristiano que nos ocupa en esta ocasion es el de "Jesús: El nazareo". La imagen renacentista del Cristo con cabello largo, atado a un voto nazareo, está alojada en nuestra memoria colectiva. Sin embargo no es la representación más aproximada de cómo fueron los maestros judíos de aquel tiempo.
Jesús era era oriundo de Nazareth de Galilea, aunque nacido en Belén de Judea. Es un error común confundir el gentilicio “nazareno” la condición de "nazareo" (consagrado, apartado), pero no tienen nada que ver. Así que, contrario a lo que algunos piensan, el hijo de José y María, aunque siento Santo, pudo no haber sido consagrado como nazareo... ni haber tenido una larga cabellera.
La Biblia destaca a tres personajes que tomaron este voto: Sansón, quien fue “nazareo a Dios desde su nacimiento” (Jueces 13:5); el profeta Samuel, también dedicado de por vida al servicio de Dios y no se le cortaria el cabello (1 Samuel 1:11); y Juan Bautista, el extravagante primo de Jesús, de quien el ángel dijo "será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor" (Lucas 1:15).
Sabemos por el relato bíblico éstos fueron consagrados aun antes de nacer, en algunos casos se dijo claramente que tomarían el voto nazareo; sin embargo, en el caso de Jesús no se dieron instrucciones a sus padres respecto a algún voto en particular que el niño debería tomar.
Existen normas externas que aquellos que toman este voto deben cumplir. Sansón fue el único que, por su desobediencia y obstinación característica, rompió con estos estatutos señalados en la Ley de Moisés:
- Abstenerse de tomar vino o cerveza... vinagre hecho de vino o de cerveza... jugo de uva, ni comer uvas, ya sean frescas o secas. Números 6:3 (PDT)
- No comer ningún producto de la uva, ni siquiera las semillas o la cáscara. Números 6:4 (PDT)
- No cortarse el cabello... su cabello indica que se ha dedicado a Dios. Números 6:5,7 (PDT)
- No entrar en ningún lugar donde haya un muerto. Números 6:6 (PDT)
En los Evangelios vemos a Jesucristo en las bodas de Cana de Galilea convirtiendo el agua en vino; también le acusaron de ser "bebedor de vino" (Lucas 7:34), calificativo difícil de adjudicar a un abstemio. En la última cena hizo la promesa de no tomar mas del fruto de la vid hasta despues de su retorno a la tierra (Mateo 26:27), lo cual implica que sí lo tomaba.
Aun hay otro indicio: La cantidad de ocasiones en que el Maestro presenció y tocó cadáveres. Esto parece señalar que el Salvador del mundo no era nazareo; sabiendo que el no vino para derogar las leyes, sino para cumplirlas (Mateo 5:17).
De su cabellera no sabemos más que lo que los artistas plásticos y del cine han recreado a lo largo de la era cristiana; pero me atrevo a decir que es uno de esos inocentes errores de la religión (tal es el caso de la representación del fruto prohibido: la manzana... Próximamente, develaremos ese mito)
En fin, al ver que Jesús quebrantó vez tras vez las normas del nazareato, tendríamos que preguntarnos: ¿Fue realmente un nazareo? ¿Estamos en presencia de una de estas tradiciones milenarias basadas no en hechos, sino en apreciaciones?
No puedo responder con total certeza, pero si sé que un día mis ojos le verán... "entonces conoceré tal y como soy conocido". 1 Corintios 13:12 (NVI)