Solo quedaba la opción de mi viejo amigo Panda Online (ActiveScan 2.0) que tantas veces exterminó troyanos y otros intrusos de mis computadoras... ¡Sí! tantas veces... y computadoras, en plural.
A ciegas le di instrucciones para instalar el software, y pusimos a correr el programa. En medio de su angustia (Las computadoras no son su paciente preferido), Carla me escribió en la ventana del chat: "Quiero hacer esto contigo". Callé por un segundo y le dije dulcemente por el mic:
—Estoy contigo, solo que no puedes verme.
—Estoy contigo, solo que no puedes verme.
Cuando el Hijo del Hombre reunió por última vez a sus seguidores en el Monte de los Olivos, muchos de ellos estarían preocupados... Ya no Jesús no estaría visible para ellos, regresaría al trono que dejó por largo rato. Además les fue encomendada la predicador del evangelio... ¿Cómo lo harían semejante tarea por sí solos?
Antes del ascenso, el Rabí, apuesto que gentilmente, les hizo esta promesa:
Antes del ascenso, el Rabí, apuesto que gentilmente, les hizo esta promesa:
Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:20 (NVI)
La Ascensión, un óleo de Rembrandt (1636) |
A veces nos sentimos solos, enfrentando circunstancias para las cuales "nadie nos preparó". Aunque pedimos la ayuda del cielo, esa sensación permanece. Es cuando debemos dejar a la fe hacer su trabajo. El autor de la carta a los Hebreos describe la fe como una certeza. Es como palpar algo en medio de la oscuridad.
El Amado está contigo aunque no lo veas. Podemos experimentar su compañía y escuchar su voz por su Palabra dándonos instrucciones. Solo es cuestión de fe.
Ahora bien, fe es la realidad de lo que esperamos. Es la prueba palpable de lo que no podemos ver. Hebreos 11:1 (PDT)
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