Una joven pareja cenaba en el comedor de su apartamento. La esposa preguntó a su marido:
—¿Recuerdas cuales son mis flores preferidas?
—Gladiolas —respondió él un poco extrañado.
—¿Y me gustan los dulces? inquirió ella.
El esposo vaciló un segundo, tratando de entender el porqué del interrogatorio. Finalmente respondió:
—Te fascinan los chocolates —hizo una pausa. En seguida notó que una lágrima resbalaba por la mejilla de su amada, y continuó—. ¿Por qué lo dices?
—¿Por qué entonces si lo sabes no me has regalado una sola gladiola ni dulces desde que nos casamos?
"Ustedes demostrarán que me aman si obedecen lo que les mando" —Jesucristo / Juan 14:15 (Biblia Lenguaje Sencillo)Las palabras de Jesus representan el principal desafio de los creyentes: Demostrar con hechos lo que profesan los labios. De hecho este es la eterna materia pendiente de la raza humana. Al igual que el esposo insensible del relato, que sabe las respuestas correctas, somos expertos en deontología, mas nada pragmáticos a decir verdad.
Aunque para algunos es difícil articular las palabras "te amo", una vez que se pierde el miedo se hace muy facil repetirlas... a toda hora!. Hoy día somos muy dados a decir a Dios y al projimo que le amamos, hemos atravesado la barrera del temor pero no parece ser suficiente a la luz de las demandas del Amado.
Lo que El espera es devota sumisión a sus mandatos. No esta en discusión que su voluntad es agradable y perfecta, pero al parecer no resulta vital para nosotros seguirla. Nuestra voluntad es esquiva a sus demandas. Hemos recibido todo el amor del mundo, y aun así pareciera que nuestro corazón esta en otra parte.
"Este pueblo dice que me obedece, pero en verdad nunca piensa en mí" —Jesucristo, citando al profeta Isaías / Marcos 7:6 (Biblia Lenguaje Sencillo)
No basta solo con conocer los gustos del Amado, hay que complacerlo, demostrarle que pensamos en El y es verdaderamente importante para nosotros. El amor no es algo meramente intelectual to sentimental (tampoco el romance lo es). Esta semillas que se planta en el corazón que deben arraigarse en la tierra de la voluntad, donde se nutre para dar hermosos frutos de devoción, sumisión y obediencia.
El amor meramente intelectual se ahoga por falta de profundidad en las raíces.
El amor meramente intelectual se ahoga por falta de profundidad en las raíces.
Eso es precisamente lo que Dios nos cuestiona, la superficialidad de nuestro amor. No logramos trascender el plano de las palabras. No terminamos de entregar lo preciado de nosotros (la voluntad) al ser amado, quien merece todo de nosotros.
El apóstol Santiago consagró la frase "la fe sin obras es muerta"; la enseñanza de Jesús implica algo similar: el amor sin obras no es suficiente; está sentenciado a muerte.
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