domingo, 16 de diciembre de 2007

En la sala de espera

Gente de aquí para allá, observando sus relojes o llamando por sus celulares, leyendo el periódico o alguna revista. Algunos solo dejan correr el tiempo sentados en sus asientos. Los niños no pierden la oportunidad de jugar o hacer preguntas a sus abuelos- parece que vienen diseñados para eso. Todos esperan algo: algunos su primera vez, otros la recompensa, y otros simplemente “un vuelo mas”. Todos están en la sala de espera.

Mientras tanto, también de este lado de la puerta, hay alguien que observa tratando de entender lo que cada uno piensa, cómo asumen la espera. Palabras, gestos, y emociones a flor de piel, son analizados por el observador silencioso, quien concluye: ¿Acaso esto no es el mundo, y la vida como la espera en esta sala?

La espera en un aeropuerto describe bien nuestro paso por esta tierra. Todos asumimos diferentes actitudes y acciones mientras esperamos que abran la puerta y podamos abordar nuestro vuelo. Muchos viven preocupados porque quieren llegar pronto al destino y no están tranquilos en un mismo sitio. Otros andan distraídos, viven por vivir siendo los últimos en enterarse cuando llaman a abordar el vuelo a la otra vida.

Pero existe otro grupo que quiere que la espera valga la pena. Estas personas saben que es mejor esperar acompañados, y se dedican a vivir un día a la vez, haciendo el bien, siendo útiles. Es menos probable que a éstos se les pase el llamado a abordar. Por su parte, los observadores evalúan lo que los demás hacen, y ahí queda todo. Son doctores, filósofos, antropólogos, psicólogos y teólogos. A ellos también les tocara abordar... de primeros o de últimos ¿quién sabe?, pero todos pasaremos por el túnel y volaremos al destino que nos toque.

Me pregunto qué tipo de persona soy: ¿Estoy haciendo “algo” mientras espero el llamado? ¿Vivo preocupado, distraído, enfocado en mí o en los demás? ¿Estoy compartiendo y creciendo para decir que no perdí el tiempo en la sala de espera?

Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría. - Moisés, hombre de Dios
*Salmo 90:12 NVI

2 comentarios:

Zabdiel David Rodriguez dijo...

Cuando publiqué "En la sala de espera" no pensé que cuatro días después pasaría 22 horas en el aeropuerto de Maiquetía. De éstas, 10 tendrían lugar en la sala de espera (Puerta 3), donde decenas de personas dormimos a la expectativa del vuelo que nos llevaría a casa.

Unknown dijo...

Hola es tu amiga jenny... definitivamente...sigues y serás siendo un gran hombre de Dios inspiracional. Te bendigo y bendigo tus escritos, se que conquistaran al mundo....