domingo, 19 de octubre de 2008

Tropiezo para el pequeño

Estando en el Instituto Bíblico, la profesora pregunto a la clase: “Todos vamos al Cielo, pero ¿Todos veremos a Dios?”. El «concilio de teólogos» había comenzado. Nuestras mentes recurrían al archivo bíblico, y argumentamos: “ya que sin santidad nadie vera a Dios, habrá mas de un cristiano carnal que recibirá la salvación, mas no disfrutara de la hermosura (la faz) del Señor.

Mientras hacíamos gala de nuestro «conocimiento» y afloraban nuestros prejuicios morales, un estudiante, el mas callado y menos «ilustrado», intervino diciendo: “Yo pensé que todo el que creía en Cristo y vivía justamente, al morir iría al Cielo”. Algunos rieron pensando: “Esa no es la discusión ¿Cual es su punto?”
Me mantuve callado, pues entendí el punto. Este querido hermano no concibe el Paraíso sin el Creador, pero los «eruditos» estábamos confundiéndolo al complicar lo más sencillo: Dios nos redime y no llevara con El, para que lleguemos a verlo.

El Señor Jesús nos advirtió una vez acerca de no hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. La sentencia es dura pero justa:
“mejor le seria que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar” Mateo 18:6 (LBLA)

¿Por qué complicamos las buenas nuevas? El mensaje es sencillo para que TODOS lo reciban. Dios no se esconde de quienes le buscan con humildad. Que nuestro orgullo y razonamientos no bloqueen el camino hacia El… ni nosotros, ni a los pequeños.

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