viernes, 22 de julio de 2011

Confesiones desde el fregadero

La última vez que cocine un plátano verde lo hice asado. Tengo programado comerlos nuevamente... asados.
Tal vez se pregunten por qué, siendo que es más sabroso hacerlos fritos. ¿La razón de no usar aceite? No sé trata de cuidados extremos de la salud. Tampoco alguna prohibición religiosa. Sencillamente, como hoy le confesaba a mi esposa, ¡no me gusta lavar los platos llenos de aceite!

Razones para huir
Reflexionaba hoy sobre el mandato paulino de "huir de las pasiones juveniles" y en las razones de ello. En la época de la juventud somos propensos a los excesos, las decisiones impulsivas y otros males. El sabio consejo es: ¡Sal corriendo!
Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro. 2 Timoteo 2:20 (Nueva Traducción Viviente)

No compararía una noche de farra con lavar los platos, pero puedo asociar lo molesto del fregado con una resaca. Hay cosas que simplemente no estás dispuesto a hacer una vez que consideras las consecuencias. ¡Cuán importante es tener una razón para hacer o dejar de hacer algo!

La comida frita es deliciosa al paladar ¡pero muy molesta a la hora de fregar! Esto puede parecer absurdo, pero ¿qué me dicen de una noche de pasión juvenil?
Querido jovencito,
no te fijes en bebidas embriagantes
que atraen por su color y brillo,
pues se beben fácilmente,
pero muerden como víboras
y envenenan como serpientes.
Si las bebes, verás cosas raras
y te vendrán las ideas más tontas.
Sentirás que estás en un barco,
navegando en alta mar.
Te herirán, y no te darás cuenta;
te golpearán, y no lo sentirás.
Y cuando te despiertes
sólo una idea vendrá a tu mente:
«Quiero que me sirvan otra copa» Proverbios 23:28-35 (NVI)

Después de todo ¿comemos plátano frito o huimos del fregadero?



miércoles, 20 de julio de 2011

Pan entre las piedras

»Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¡Y ustedes son más importantes que ellos! (Mateo 6:26 TLAD)


Desde los días en que el Hijo de Dios pronuncio esa sentencia hasta hoy los pájaros siguen existiendo y son sustentados por el Padre Celestial.

Sea en el campo o en la selva de cemento, entre arboles o aun entre piedras, los pajaritos encuentran comida. Con mis propios ojos vi como del lugar mas inesperado nuestro protagonista de hoy encontró en tan anhelado alimento.




Si el pacto con las aves del cielo permanece por generaciones, Quienes somos nosotros -hombres poca fe- para dudar de que Dios cumplirá sus promesas?

Deberíamos observar mas seguido a estas criaturitas menos avanzadas pero mas confiadas. Mientras nosotros, los mas importantes, los creados a semejanza de Dios, miramos a todos lados en ansiosa espera de lo que necesitamos o deseamos, los pajaritos sin mucho esfuerzo encuentran pan entre las piedras ¡¿Quién iba a decirlo?!

Hoy decido confiar mas en mi Padre. Una sola vez se negó a convertir las piedras, pero por causa mía no volvería a negarse.


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