viernes, 21 de marzo de 2008

De vuelta a la Sala de espera

Estando en la sala de espera del aeropuerto (ya se ha hecho costumbre) vi a un niño con el rostro enrojecido. Sus lentes de pasta lo hacían ver mayor de lo que probablemente es. Entonaba una melodía extraña: el canto de los niños perdidos.

De un niño que rompe en llanto y deambula de un lado a otro, es muy fácil inferir que su padre o representante debió estar ahí, pero no es así. Alguna vez mi propio padre se olvido de la existencia de su segundo hijo, quien esperaba pacientemente en el colegio mientras entraba el turno de la tarde (el turno de la mañana salía a las 11:50 y el de la tarde a la 1:00).
Al ver el panorama, me pregunte si me he sentido como ese niño en cuanto a mi Padre Celestial. ¿Ha habido momentos en los que he llorado desesperado porque se suponía que Él debía haber llegado, y no se le ve en el horizonte? Seguramente que si, mas solo ha sido una impresión.

En su libro Weary Warriors, Fainting Saints: How You Can Outlast Every Attack of the Enemy, Joyce Meyer escribe: "God Is Never Late, And He Usually Isn't Early!". Muchas veces, como el niño del aeropuerto, nos sentimos solos, inseguros y rodeados de desconocidos. Ignoramos el motivo de la demora, pero debemos saber que el reloj de Dios no esta averiado, simple no siempre llega temprano.

David, otro pastorcillo olvidado por su padre, mas no por Dios, escribió lo siguiente:

"Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
compadécete de mí y respóndeme.
El corazón me dice: «¡Busca su rostro!»
Y yo, Señor, tu rostro busco.
No te escondas de mí;
no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
porque tú has sido mi ayuda.
No me desampares ni me abandones,
Dios de mi salvación.

Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá en sus brazos."

Salmo 27:7-10 (NVI)

La proxima vez que este en la sala de espera, no dudare que hay alguien a mi lado. Si no lo veo, es porque viene en camino... pero llegará.

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