viernes, 3 de abril de 2009

Sin querer llegar a la meta

Hoy iba caminando al supermercado cuando me percaté que estaba tardando más de lo acostumbrado. La distancia es considerable por lo que decidí hablar con Dios en el trayecto (algo que no hacía desde hace tiempo) y de pronto me di cuenta de que estaba tan absorto en mi plática que bajé la marcha.

En seguida mi mente fue invadida por estas palabras: “No estabas pensando en llegar, sino en disfrutar la caminata…” Nada más cierto. Estaba disfrutando cada oración elevada al Señor, que no podía pensar si estaba caminando rápido o no.
Acto seguido se volteó la tortilla. ¿Estás viviendo la vida para alcanzar la meta suprema, o están entretenido disfrutando el paseo? – Me preguntaron. Simplemente, tuve que asentir…

Hemos oído que el Señor volverá. Los creyentes del primer siglo se saludaban diciendo ¡Marana ta!. Hoy día casi no se escucha pues son pocos los que no tiene esa expectación en un segundo plano. La mayoría de los cristianos estamos pensando cómo mejorar nuestra vida, cómo satisfacer las necesidades de la familia o la iglesia. Eso no está mal ¡Por algo aun estamos de este lado del Cielo!

Pero veo con preocupación que con menos frecuencia pensamos que algún día no estaremos aquí, sino que reinaremos con Cristo, y El hará todas las cosas nuevas. (Apocalipsis 21:5)

Las palabras del Apóstol Pedro resuenan una vez más:
"¿No deberian vivir ustedes como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios?" 2 Pedro 3:11,12 (NVI)
Deberíamos ansiar ese regreso glorioso. Anunciarlo es la razón por la que corremos esta carrera. No obstante, somos como atletas que compiten por mera satisfacción, sin importar el resultado. Esos representan dignamente a sus naciones, pero no les llevan medallas.

Creo que Dios quiere algo más que a sus hijos buscando bienestar en la tierra de los vivientes. Quiere a sus siervos queriendo llegar a la meta. ZD

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