sábado, 2 de noviembre de 2013

La Carta Perfecta, la iglesia imperfecta

La Capilla Lanier, perteneciente a la Lanier Theological Library en la ciudad de Houston, TX, es una réplica de un edificio del siglo sexto ubicado en Turquía (frontera entre Europa y Asia). Cuando visite nuevamente los EE.UU. esta estructura de piedra en forma de cruz será, sin duda, uno de los lugares que querré conocer.

No hace mucho Danilo Montero lanzó su más reciente álbum "La Carta Perfecta" (lo recomiendo ¡Es genial!) y estrenó el videoclip del mismo nombre. Me pareció inusual, pero hermoso; controvertido, pero inspirador.



Este video ha sido objeto de toda clase de comentarios en las redes sociales. Muchos de ellos carentes de razón y totalmente inmerecidos. Sé que se presta para debatir, pero ¿Sería mucho pedir a mis hermanos que estén dispuestos a oír, y sean lentos para hablar y para enojarse? (Santiago 1:19)

En algún momento de mi vida tuve delirios de iconoclasta. Por supuesto, no apruebo la veneración a las imágenes (de hecho, es la Biblia la que desaprueba este culto), pero tampoco voy a perseguir hasta la muerte a quienes tengan esta práctica, cosa que sí hizo este celoso grupo de hermanos.

Arte al servicio de la comunicación.
Danilo, un apasionado de las artes, explica en su blog por qué filmaron su video en la Capilla Lanier, donde pueden apreciarse muchas "imágenes". Fue leyéndolo que caí en cuenta de algo que había estado ignorando:
¿Cómo podrían transmitir (los cristianos de los primeros siglos) el mensaje de la Biblia y en particular el Evangelio en ausencia de libros y en presencia de una población que no sabe leer ni escribir?
¿Alguna sugerencia?

Hoy dia utilizamos la música y el teatro para comunicar el mensaje de Dios de una forma eficaz y contundente. Pero ¿Que más contundente que las artes gráficas? ¡Que sabia elección la de esta gente!
Lamentablemente, la Iglesia ha mandado al exilio a algunas artes porque nos resultan "peligrosas", ya que la gente puede terminar adorando lo que no es. (Pues, ¡Abramos los ojos! Ya muchos idolatran a músicos y oradores cristianos).

Junior Zapata acertó al decir que los primeros llenos del Espíritu que menciona la Biblia fueron artistas (Éxodo 31:1-5). Estos usaron su capacidad creativa para hacer artesanías... ¡Y colocaron querubines en el Lugar Santísimo! (¿Un querubín no entra en la categoría de "imágenes de lo que está en el cielo"?)

Ahora bien, no estoy haciendo apología a las imágenes. Solo digo que en su momento fueron una herramienta muy útil en la transmisión del Evangelio. Hoy día sería innecesario crear edificios cruciformes para tratar de explicar lo que esta al alcance de tu móvil (Me refiero a que toda la Biblia ya esta disponible, incluso en tu teléfono)

Tal vez no hubo la intención de violar el segundo mandamiento al construir estas edificaciones, como tampoco la hubo en los diseños del Tabernáculo de Moisés, o el Templo de Salomón; pero efectivamente, los cristianos de aquella época (y de todas las épocas) terminaron dando mal uso a sus dones. Así como los israelitas hicieron culto a la serpiente de bronce que les trajo sanidad (es un decir, Dios fue quien los sanó), la gente prefirió venerar lo que veían sus ojos antes que al invisible.

Una advertencia.
No veo nada malo en la artes por sí mismas. Es el corazón del hombre quien se rebela y da un mal uso a las artes. Creo que debemos fomentar el uso de nuestra capacidad creativa en la musica, pintura, teatro, arquitectura, cine, y demás expresiones que tenemos los seres humanos. Hay un mensaje que comunicar, una necesidad que satisfacer. Como aquella capilla turca podríamos estar comunicando a una generación lo que son incapaces de captar por otras vías.

No obstante, debo advertir que cada cosa bajo el sol tiene su ciclo. Llega un momento en que nuestras obras pierden vigencia o sentido ¡Dios nos libre de aferrarnos a cosas vanas antes que a su Palabra (la cual permanece para siempre)!

Por último, animo a que tomemos con una mano el pincel, el cincel o la guitarra, y con la otra un libro de Historia, y por supuesto, la Biblia. No nos quedemos con los estereotipos, ni siquiera con los del arte (¡Por favor! El Mesías no era rubio ni tenia perfil británico). Seamos realistas, curiosos y humildes a la hora de crear y recrear.

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