lunes, 14 de julio de 2014

Dios no juega a los dados... Ni al Fútbol

La reunión dominical terminó al mediodía como de costumbre. Sin embargo no era un día común. Ese 17 de julio en la ciudad de Los Ángeles, las selecciones de Italia y Brasil disputaban la final de la Copa del Mundo USA 1994. Después de 24 años Brasil volvía a jugar una final, y por primera vez se coronaría un "Tetracampeón".

Mi hermano Daniel corrió a la cocina del edificio de la iglesia, encendió la TV, y emocionado nos dijo: "Van 0 - 0 en la prórroga". En seguida el lugar quedó abarrotado de hermanos, aupando a la Canarinha. Por mi parte, una vez eliminada Argentina (la selección de mi primera década), prefería que ganara la Azurra... ¡por amor a la pasta y a la pizza!

Brasil se llevó el triunfo luego de que Roberto Baggio lanzara su tiro penal por encima del travesaño. Lamenté lo sucedido. Pero el resto de la feligresía estaba feliz. Mayor fue la felicidad cuando llegaron los reportes de la prensa internacional acerca de la fe de algunos de los jugadores, entre ellos Claudio Branco, Bebeto y Claudio Taffarel, el portero de la selección.

Crecí pensando que la fe cristiana era determinante para sobresalir en los deportes. Eso tenía sentido para mí, dado que Baggio, un budista, no pudo marcar frente al pastor evangélico. Esa lectura me llevó a caer en "shock" cuando en 1998, Zinedine Zidane y "Les Bleus" iniciaron otra revolución francesa, vapuleando al Brasil de Ronaldo. Taffarel no pudo detener al número 10 de los galos, un jugador excepcional de origen argelino y fe islámica. Un par de cabezazos bastó para frenar a los tetracampeones (en ese momento). Finalmente el tiro de gracia lo propinó Emmanuel Petit.

¿No habrán orado lo suficiente? Es lo que uno se pregunta tratando de explicar la derrota de los ungidos. Les daré otro ejemplo:

Ricardo Kaká es el futbolista cristiano más destacado que he conocido. Tiene un testimonio impecable y una trayectoria deportiva envidiable. Fue balón de oro en 2007, ganó cualquier cantidad de premios individuales y con sus clubes y la selección de Brasil —a parte de los muchos euros durante su paso por el Real Madrid.
No obstante este cristiano ejemplar también sufrió la eliminación en un Mundial de Fútbol ante la Francia de Zidane —¡El mago lo hizo otra vez! Pero terminó con más pena que gloria tras su expulsión por el cabezado propinado a Materazzi.

Después de Kaká, David Luiz es el brasileño más ilustre entre los futbolistas cristianos. En la Copa del Mundo que terminó recién (Brasil 2014) lo vimos saborear la miel de la victoria, aún así no perdió la humildad y tuvo un bonito gesto —tan bonito como su gol— con el colombiano James Rodríguez, un jugador excepcional y también creyente. No obstante también le vimos perder, y aún así no perdió la oportunidad de postrarse y orar a Dios  sobre el césped del Estadio Mineirao ¡Eso es devoción!

¿Por qué perdió esta gente? ¿Acaso no tendrían un ejército de gente orando a favor de ellos? ¿Ya no se trata de que "Mi Dios es más poderoso"? ¿Alguna vez se trató de eso?


DIOS NO JUEGA A LOS DADOS
La frase atribuida a Albert Einstein quiere decir que las cosas no se dan por azar, que hay leyes que rigen el universo. La idea del Ser Supremo lanzando los dados resulta absurda ¿no es cierto? De igual forma la idea de la Deidad tratando de atender las numerosas y contrarias oraciones de sus fieles es ridícula.

Un buen amigo me dijo que su mamá le enseñó a nunca orar para que su equipo ganara. La razón es simple: hay hijos de Dios de cada equipo, y todos estarán rogando por la victoria ¿A quién escuchará el Altísimo? ¿Al que ore más fuerte? ¡No! Simplemente, como un espectador más, mirará coronarse al que esté en mejor condiciones o al que aproveche mejor las situaciones del juego—el ambiente, la tensión, y tantas otras variables que intervienen.

No estoy diciendo que Dios no contesta las oraciones. No estoy diciendo que un atleta cristiano triunfando no sería una gran oportunidad de compartir el nombre y la fama del Dios viviente. Estoy diciendo que: 1) Los deportes son un asunto de buen desempeño y disciplina; 2) No siempre el más devoto vence —Tiempo y ocasión a todos acontece.

Otra celebridad cristiana es el colombiano Radamel Falcao, quien se perdiera la máxima competición del deporte rey por causa de una lesión. Vi a lideres líderes religiosos declarando sanidad en sus ligamentos... sin éxito —y no porque Dios no sane hoy día— ¿y qué ganaron? No tengo idea, a parte de utilizar en vano el nombre de Dios, y generar una expectativa en la gente sin entender siquiera de qué se trata el asunto.

Concluiré con un video reciente de Kaká para I Am Second (Yo Soy Segundo) en el que habla, entre otras cosas, de cómo asumió la última lesión que le hizo bajar su rendimiento. Espero que lo disfruten y mediten en su testimonio.



La fe en Dios no es garantía de victoria en cada ocasión, pero si marca cómo vivimos y afrontamos el triunfo o la derrota. —ZD

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