domingo, 3 de febrero de 2008

Ropas de Pecado

Recientemente vi Spiderman 3 por segunda vez. Este no es mi superhéroe predilecto, tampoco soy fanático de los héroes que ensalzan el orgullo americano (por si no lo han notado, casi todos llevan los colores de la bandera). No obstante, después de ver la saga del hombre araña, me quedo con esta última.

Aunque algunos sugieren que las películas de Spiderman presentan un mensaje pseudo cristiano, no pienso que lo tengan. Aun así esta secuela me servirá para ilustrar una verdad bíblica (a Pablo le funcionó un altar pagano para su obra de evangelismo en el Areópago. Hechos 17)

En la cinta, Peter Parker (Toby Maguire) se enfrenta a una serie de enemigos, el más destacado: él mismo. Una criatura del espacio exterior quedó adherida a uno de los trajes de Spiderman, no solo ennegreciendo éste, sino la mente y conducta del portador.

Parker comenzó a actuar de una manera extraña, dando rienda suelta a sus deseos más oscuros. El traje negro anulaba al chico tímido que todos conocemos, y servia de catalizador a su soberbia y sed de venganza.
Ahora Peter Parker no era más que un engreído a la enésima potencia capaz de lastimar a quien más amaba.

A lo largo de la historia lo vemos tocarse el pecho, acariciando la arana del traje que llevaba debajo, que lo dominaba y hacía infeliz. Esto me recuerda el clamor de San Pablo:

«De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí… ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?» Romanos 7:19-20,24 (NVI)

La Biblia nos exhorta a despojarnos de las ropas de pecado. A través del Apóstol, el Espíritu Santo nos dice:

«Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos» Efesios 4:22 (NVI)

Me gusta la escena en que Spiderman lucha con el traje maligno en la torre de la iglesia. En verdad no creo que haya mejor lugar para encontrar la limpieza del alma y el valor para hacer lo correcto.

Cuando el hombre araña se enfrenta a Eddie Brock, el nuevo portador del traje, le dice estas palabras: “Sé como se siente, se siente bien… el poder… todo… pero no eres tú mismo. ¡Déjalo ir!”


Dejarlo ir es una decisión que debemos tomar, igual como lo fue ponérnoslo. En par de ocasiones Peter pudo tomar la opción de no usar el traje oscuro, pero cedió a la tentación… la tentación de ser poderoso (cosa que lo destruya a él y a quienes le rodeaban)

¿Qué hacer entonces? ¡Dejarlo ir!, y agradecer a Dios por su infinito amor en Cristo Jesús.


«¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.» Romanos 7:25 (NVI)

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