viernes, 24 de septiembre de 2010

Escrito está... en la servilleta

Me encanta la comida rápida. Trato de ser selectivo a la hora de escoger dónde comerla, por aquello de cuidar la salud, pero igual es mi delirio.

Las hamburguesas son lo que llamaría uno de mis platillos favoritos; en especial las de Burger King. Entre un Whopper y un Big Mac elegiría con los ojos cerrados el primero. Disfruto más su sabor -y su tamaño.

No obstante, quedé estupefacto al enterarme que mi elección resultó ser menos saludable. Una hamburguesa en "los arcos dorados" tiene 540 calorías y 29 gramos de grasa mientras que mi delicioso Whopper, 670 y 40 respectivamente.

¿De dónde saqué la información? De una servilleta... de Subway ("Eat Fresh": sólo 380 calorías y no más de 5 de grasa en cualquiera de los subs de 6")

"Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley" - Mateo 5:20 (NVI)
Los judíos fueron los primeros en escuchar las buenas noticias del reino de Dios. En el tiempo en que Jesucristo estuvo en la tierra, éstos eran como ovejas sin pastor. Había gente muy necesitada entre la población; gente atormentada por espíritus inmundos o con enfermedades incurables; muchos vivían abiertamente en pecado. Los líderes del pueblo no les enseñaban a vivir según la ley de Dios. Mas bien se jactaban de su moralidad y de cumplir sus estrictas normas, pero no era común ayudar a los necesitados o mostrar el camino a los "pecadores".

Jesús declaró a sus seguidores que para entrar en el reino de los Cielos no era suficiente ser como esos líderes. La justicia de los fariseos y maestros de la ley consistía en matar sus conciencias llevando un estándar de rectitud por encima de los "peores". Tal vez se conducían mejor que los publicanos o las prostitutas —o eso aparentaban—, pero esto su corazón estaba lejos de querer agradar a Dios haciendo todo lo que Él pide.

Pienso en aquellos líderes religiosos (y en los de hoy) como gente que quiere comer sano y decide cambiar de franquicia de hamburguesas, sólo porque ingerirá 130 calorías menos. Ignoran que deberían empezar por cambiar de platillo favorito.
Lo mismo demanda el Maestro a sus discípulos. No basta con ser "mejor que el otro de allá". Si vamos a vivir para Él, debemos vivir como Él.

La justicia a la que se refiere Jesús es mera obediencia sincera. Cualquier cosa por debajo de eso, de acuerdo con la servilleta, es no comer sano.

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