miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Alguna vez estuviste realmente ansioso?

Esto ya raya en la obsesión. Quien me mire dirá que estoy al borde de la locura. Una vez más regreso con las manos vacías, aun así no veo la hora de volver. Vez tras vez lo he intentado y no me canso aparentemente.
Esto del buzón de correos me resulta emocionante. Si no esperas nada en particular tal vez no lo sea, pero si has hecho una compra online de algo que deseas mucho, posiblemente estarás desesperado por que llegue.

No puedo evitar pensar en Lucy abriendo el armario una y otra vez a la espera de que algo mágico la llevara de nuevo a Narnia. Ni siquiera el profesor Kirke intentó disuadirla, simplemente atinó a decir "Sucederá cuando menos lo esperéis". (C.S. Lewis, "El león, la bruja y el armario", Destino Juvenil )

Lo mismo me podría estar diciendo. Sin embargo, aunque le hiciera caso a la razón y dejara de abrir el buzón tantas veces al día, seguiría esperando hasta que por fin apareciera el bien tan deseado.

Ahora bien, trascendiendo el consumismo, me pregunto qué cosas estoy esperando con ansias: ¿Mi matrimonio? ¡Oh sí! Es una de ellas. ¿Y mis lectores qué ansían? ¿Ansiamos todos cosas terrenales? ¿Qué hay de las celestiales? ¿Obtener los dones divinos y la esperanza eterna y futura nos hace reaccionar del mismo modo alocado?

¡Es tiempo de meditar!
(Sin duda, el reino de los cielos es para los que son como Lucy)

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