sábado, 19 de junio de 2010

Solo dos más

Nuevamente estoy en el aeropuerto, a punto de separarme de lo que mas amo. Es una sensación nada nueva para mi. Ya me he acostumbrado a ir y venir entre los mundos, o a ver llegar y marcharse a mis seres amados. En esta ocasión no soy quien viaja. Es ella.

Después de una semana bendita, llena de colores, deliciosos aromas -sí, ella es una delicia, pero me refiero a su comida-, risas y lágrimas; tengo que despedirme de mi Carla. Ya lloramos todo lo que podíamos en casa. Estamos relajados, a la espera de su vuelo, platicando de lo nuestro. Es entonces cuando escucho esas palabras, que en primera instancia parecían un acertijo: "Solo dos más".

Mi rostro lo dijo todo, así que lo repite, y lo explica; así como Jesucristo con la parábola del sembrador. Mientras escucho, y entiendo, mi corazón me llena de gozo.
"Solo dos veces más nos despediremos en un aeropuerto" - dice. No puedo ocultar mi alegría, y la beso en los labios. "Solo dos" repito en mi mente, y soy feliz.

Después de dos viajes con sus despedidas, viene el viaje de nunca jamás... Separarse nunca jamás, despedirse nunca jamás. Matrimonio. Familia. A solo dos de alcanzar nuestro sueño más anhelado. Soy feliz (Ella también).


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